El Apóstol Pablo afirmó en Romanos 11:36 lo siguiente: “Porque de Él, por Él y para Él son todas las cosas. A Él sea la gloria para siempre”.
Esto quiere decir que la salvación es determinada por Dios, comprada por Dios, aplicada por Dios y asegurada en Dios. De principio a fin, la salvación es solo del Señor.
Esta verdad se resume mejor en lo que en Teología se conoce como las Doctrinas de la Gracia, que son: la Depravación Total, la Elección Incondicional, la Expiación Definida, el Llamado Eficaz y la Gracia que Preserva.